domingo, 30 de agosto de 2009

La ambición "ideológica"

Desde que Chavéz llegó al poder se ha repotenciado la política de izquierda. El rumbo que tomó la Revolución Bolivariana está más marcado por petrodolares que por un ejemplo sostenible de sistema socialista. Hay que reconocerle a la Revolución Bolivariana el haber desvirtuado el discurso que niega la persistencia socialista en el imaginario latinoamericano y las condiciones que lo alimentan. La guerrilla Colombiana tiene la oportunidad única de retirarse con "gracia" de la lucha armada saltando al tren Bolivariano; oportunidad doble pues enfrentan su peor momento militar. La estrategia chavista, más acorde con nuestros tiempos, se extiende con los mismos métodos de la oligarquía capitalista: la estrategia mass-mediática y la compra de voluntades políticas. El Polo Democrático, cuya bandera política era la alternativa civilista hacia el estado socialista se verá absorbido por fuerzas menos cautelosas y mucho más poderosas (en el tradicional sentido de la palabra). Aquí hay perdedores y no son los poderosos!

A quién le cree usted: a los caza-bandidos? o a los petroleros socialistas?

miércoles, 26 de agosto de 2009

La olla grande


No sé como hilar esta historia; que se encarge la obstinación. A través de los comentarios hechos por lectores en periódicos colombianos ha crecido mi consciencia de los diferentes ángulos, no académicos, de tratar el conflicto colombiano. En este post, no hablaré de los comentarios fundamentalistas de derecha o izquierda, hablaré de una postura más sutil y cuyo aporte a la solución del conflicto(s) colombiano debe ser motivo de reflexión. Me refiero a una posición que si bien promueve el comportamiento ético y legal, juzga desde "afuera" el conflicto colombiano. Cuando digo afuera no me refiero a un espacio geográfico, me refiero a un espacio social. Algunas de estas personas de hecho participan en la solución del conflicto por la vía legal. Quizás la descripción precisa sea: la voz de los inocentes, en contraste con la de los culpables. Pero este post no es para homenajear su entereza, es para reflexionar sobre el discurso de los inocentes, más allá de sí realmente lo son -muchos de ellos se autodenominan inocentes pero quizas es solo una ilusión producto de su ingenuidad sociológica o cuestión de inmunidad psicológica-. Pero permitanme confesar mi objetivo. Pretendo articular un discurso que logre integrar a los "culpables", pero sobretodo a los "complices" dentro del proyecto nacional. Son estos últimos los que no tienen ni el brillo moral ni la fuerza bruta para imponer su discurso -ahora que escribo estas palabras me imagino que los políticos entenderán mucho mejor la óptica del cómplice-. Si acaso aporto a deconstruir estás categorias de "culpables" e "inocentes" en cuanto a su calidad estática, habré logrado mi objetivo con el presente post. "Todos sabemos quienes son, pero nadie se atreve a decir", éste es el lugar común de muchos colombianos. Pero, existen hombres cuya entereza los cubre de una autoridad moral que a menudo deviene despótica, porque la mayoría de colombianos, aquellos que se asumen complices (aunque no lo reconocen en público) no los paramos y les decimos hey, y nosotros que? donde queda nuestra autoridad para hablar como ciudadanos. Algunos reprochan la voz que se les da a los jefes paramilitares, yo pienso que no hay que reprochar la voz que se otorga, sino la que se silencia (como la desconfianza hipócrita con ex-miembros del M-19 incorporados a la labor política). En el proyecto de nación tenemos que hablar todos, con la única autoridad de un sueño común como colombianos. Debemos identificar los abusos de la "reputación limpia" que a menudo se convierte en una forma de extorsión contra los colombianos que nacieron y se hicieron en el conflicto. Este debate es difícil, sumamente difícil, a veces pienso que quizás el olvido logre más que la historia entendida como cantera de injurias. La única forma de entender esta posición es desde ambos extremos de la gamma política, para el inocente que no logra asumir la calidad histórica del conflicto le será casi imposible entender esto. Pero cuantos somos inocentes? cuantos culpables y cuantos complices? las proporciones cuentan, son las que separan al síndrome de las epidemias, al terrorismo del conflicto. No pretendo afirmar "los números santifican" como irónicamente lo decía uno de los personajes de Chaplin, pero los números y más precisamente las proporciones cambian los términos cualitativos del juicio moral probablemente porque comprometen la identidad misma del colectivo. Paradójicamente, las autoreflexiones de la Alemania post-nazi pueden ayudarnos a asumir nuestra inacabada historia.

Posdata: Las siguientes referencias aportan a una relectura crítica de este post:

La nación soñada de Eduardo P. Carbó.

** «Donde todos son culpables, no lo es nadie [...]. Siempre he considerado como la quintaesencia de la confusión moral que en la Alemania de la posguerra aquellos que estaban completamente libres de culpa comentaran entre ellos y aseguraran al mundo cuán culpables se sentían, cuando, en cambio, sólo unos pocos de los criminales estaban dispuestos a mostrar siquiera el menor rastro de arrepentimiento.» Responsabilidad personal en la dictadura, Annah Arendt.

Foto de Jorge Luis Serna publicada en el portal de la alcaldía de San Andrés de cuerquia.

jueves, 6 de agosto de 2009

San José de Apartado o la banalidad de la guerra



Me pregunto por qué los odian tanto. Como puede ser que miembros del ejercito odien más a los líderes de la comunidad de paz que a los mismos guerrilleros? qué significa la comunidad de paz para el complejo bélico-burocrático, para la narco-guerrilla y la narco-milicia? significa la banalidad de la guerra. Significa, a contrapelo de la historia, que los civiles podemos sobrevivir sin pistoleros. Los miembros de San José de Apartado se negaron a la extorsión de la guerra. A diferencia del intelectual pacifista, esta comunidad habla un lenguaje mucho más peligroso: la cotidianidad. San José de Apartadó es más que un símbolo, es una realidad posible. Y es eso lo que les duele tanto.

Dedicado a la sociedad civil y a la comunidad de paz de San José de Apartadó.

Photo from www.cdpsanjose.org

domingo, 2 de agosto de 2009

Atravesando el periodismo

Quizás también los lugares comunes en el periodismo de opinión son síntoma de la inmadurez de la industria mediática aunque esta no es más que un producto de la sociedad a la que pertenece. Pero hablabando de lugares comunes me surgió la idea de reciclar tanta basura de contenidos, y digo de "contenidos" porque me apresto a reivindicarlos en su forma. Por basura me refiero a todos los shows mediáticos de nuestros políticos regionales los cuales ponen la agenda periodística al servicio del poder. He decidido, en vez de quejarme realizar una compilación de columnas de opinión sobre temas trillados. El criterio de selección? uno solo: prosa.

Compilación primera: caudillos de la democracia.

- Caudillos democráticos, El Espectador publica uno de los ensayos del libro "El insomnio de Bolívar" de Jorge Volpi.

- El Cesarismo democrático, Tomas Eloy Martinez (publicado en El Espectador).

UNDER CONSTRUCTION
El poder construye un lenguaje mágico.

sábado, 1 de agosto de 2009

Educación Superior en Colombia (2a Parte)

A propósito de la columna de Salomón Kalmanovitz: Las reglas académicas. Veo en la opinión de S. Kalmanovitz una opinión característica de la (primera) modernidad. A mi juicio, incurre en una sobrevaloración de la meritocrácia en detrimento de otros factores que son relevantes a la hora de legitimar el sistema. Es precisamente el énfasis en los mecanismos de legitimación lo que distingue la segunda modernidad de la primera.

Existen conflictos entre modernidad e identidad. El ejercicio de convocatorias internacionales es positivo (ver columna Las reglas académicas), pero deben reservarse cupos a ciudadanos colombianos, pues la competencia con el resto del mundo la tenemos perdida (es que son muchos!). Una política similar son los cupos para las minorías (mujeres, afrodescendientes, etc.) presente en la mayoría de países "desarrollados". Lo que se ha venido a llamar ''políticamente correcto'' no es infundado, aunque sus excesos lleven a absurdos. Horkheimer y Adorno en obras como Dialéctica de la ilustración, nos recuerdan la tiranía que se esconde tras los modelos meritocráticos característicos de la primera modernidad. Ésta última no logra ni intenta discernir entre identidad y burocracia. Esto se debe a que la identidad está intimamente relacionada con el poder; la identidad se alimenta del poder y a su vez, el poder se alimenta de la identidad. Quizás posiciones como la de Kalmanovitz pretenden limitar la explotación de la identidad por parte del poder, esto se traduce en una mirada crítica frente a posturas como la autonomía universitaria, sistemas de autoevaluación y otras formas de "provincialismo". Sin embargo, de la mano de estas críticas se deben procurar legislaciones coherentes con el amplio panorama social que rodea estas instituciones. Y digo "amplio" porque no puede reducirse a indicadores internacionales o círculos de intelectuales, si bien hacen parte integral de su entorno. Si buscando prestigio internacional llenamos nuestros recintos educativos con investigadores internacionales o con especializaciones en universidades como UCLA o Cambridge, estaremos llevando un mensaje contradictorio a nuestros estudiantes, estaremos deslegitimando la capacidad de formación de nuestras instituciones. Preguntas como, por que hacer una maestría o doctorado en el país si se constata que la mayoría de profesores titulares tienen especializaciones en el exterior? La respuesta no está en la "endogamia", pero ciertamente tampoco en la promiscuidad.

Posts relacionados: tras haber escrito este post, encontré una correspondencia pública entre Daniel Mera Villamizar y César Rodríguez Garavito alrededor de las "cuotas" especiales del Gobierno Nacional a la población afrocolombiana. Mientras Villamizar toma una postura liberal, Garavito, en sintonía con las citadas medidas del Gobierno Nacional, defiende las "acciones afirmativas".

- "Igualdad sin cuotas" (El Tiempo 12/jul/09) por Daniel M. Villamizar. También lo puedes encontrar en su blog personal: Reimaginando la Afrocolombianidad.
- "En defensa de las acciones afirmativas" (El Espectador 14/jul/09) por César R. Garavito.
- "¿Negros 'acomodados' e insensibles?" (El Espectador 24/jul/09) por Daniel M. Villamizar.

En una temática más general se encuentra el post: "Modernos y diversos, al tiempo" (07/Ene/2010) por Daniel M. Villamizar. Pero les recomiendo especialmente esta versión: "Los negros, la modernidad y la diversidad", es adaptada al contexto de la población negra e ilustra mejor el debate entre diversidad y modernidad. También posee en los comentarios algunas referencias bibliográficas.

Educación Superior en Colombia (1a Parte)

A propósito de la columna de Eduardo Sarmiento: Educación discriminada, me permito dar mi propia interpretación del debate. Si bien comparto el eje argumental de E. Sarmiento, procuro aportar una mirada menos coyuntural (y sectaria). El propósito es abrir la reflexión sobre los mecanismos para estimular una fructifera relación entre la académia y el resto de la sociedad.

Recientemente Colciencias ha actualizado los indicadores de calidad en investigación conforme a estándares internacionales. Si bien esto constitituye un avance en la transparencia de los mismos; es motivo de debate su papel en el "juicio" presupuestal que realiza el gobierno. La calidad en investigación, especialmente cuando se somete al criterio de revistas internacionales corre el riesgo de desvirtuar las prioridades nacionales en educación e investigación. Su prevalencia, en detrimento de las necesidades locales solo profundiza la desarticulación entre academia y sociedad. Bajo estas condiciones la actividad académica se hace indistinguible de la actividad burocrática.
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