lunes, 25 de octubre de 2010

William Ospina, los Misfits y la identidad latinoamericana


En este post continuo un diálogo emprendido en el blog cualquiercocismo cuyo post Iguanas y dinosaurios retoma un debate sobre el latinoamericanismo. Tanto Juan Villoro (citado por el autor) como el autor del post ejercen una crítica estética (si se me permite clasificarla) sobre las expresiones de identidad latinoamericana. Mi estilo, de pretensión más sociológica, antes que dar juicios de valor pretende ofrecer luces sobre los diferentes procesos y posibilidades histórico-culturales. La primera parte del diálogo se da en el post ya citado, y en sus comentarios adjuntos. En este post elaboro sobre la propuesta de William Ospina cuya anterior alusión no le hace justicia a su aporte en este tema.

William Ospina nos propone una paleta de mestizaje cultural concebido como diálogo entre tradiciones. Es por ello que al tiempo de inventar, rescatar e interpretar la identidad latinoamericana nos recuerda a los grandes autores de la tradición anglosajona cuando no oriental. Así, su posición no es un fundamentalismo ancestral, delirio que azota ciertas latitudes y cargos politicos. El nos ofrece una modernidad diversa que emana de raíces historicas y en claro contraste con la diversidad de consumo, propia del capitalismo de postguerra. Buscar la identidad no es siempre un movimiento que parte de una ausencia, es tambien un ejercicio de reconocimiento. Para algunos es extravagante buscar ese reconocimiento a través de los siglos y en parte tienen razón, tiene mucho de ficción, pero no hay que subestimar a la historia, el presente es también una mascara que esconde los tentaculos de la historia. Las consecuencias politicas de una apuesta cultural de naturaleza histórica tienen vigencia en la medida en que la actualidad política persevere en las viejas categorias (afro, mestizo, caucásico, latino, proletario). Es cierto que la raza y la geografía siguen determinando muchos aspectos de nuestra realidad política, sin embargo el gradiente actual se encuentra hacia la globalización. Tendencias aparentemente opuestas como el despertar étnico pueden ser parte de la actual implosión de las identidades nacionales que en su camino convergente al individuo pasan ensayando las antiguas formulas politico-culturales. Esto ya ocurrió en los paises desarrollados con el efímero auge de las subculturas urbanas, unidas por el reciclaje de antiguos paradigmas de identidad que han sido paulatinamente desarticulados por la esquizfrenia del capitalismo contemporaneo (cada vez es más fácil pasar de una subcultura a otra, si acaso es necesario, pues ya se encuentran intersectadas).

Post relacionados: Nuestra llegada a la modernidad, por William Ospina (El Espectador); Notas sobre la xenofóbia en México, por Guillermo Fadanelli (Letras Libres); Cuantas identidades tiene usted? Otra medida de libertad, por Daniel Mera Villamizar (Revista Semana).

Imagenes: Obras de Nadín Ospina y Ron English.

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