domingo, 12 de diciembre de 2010

PUENTE AÉREO: Maniqueos y maniquíes

PUENTE AÉREO: Maniqueos y maniquíes: "El problema de pensar en cuadraditos La juventud del planeta sale a las calles a reclamar la liberación del protomártir Julian Assange. En ..."

Impresiones on the WikiLeaks Affair

- Periodismo no es pescar con dinamita. El periodismo es una institución que debe estar sujeta a pesos y contrapesos como cualquier otra institución dentro de una sociedad liberal. Y por contrapesos no me refiero a intereses ocultos pero al respeto por la privacidad de personas e instituciones en asuntos que así lo ameriten.

- No toda la información revelada por WikiLeaks es apropiada. Cierto es que pueden poner en peligro la vida de muchas personas y también las relaciones exteriores de una nación confundiendo impresiones de funcionarios con declaraciones oficiales (la importancia del formato). Otra cosa muy diferente es la estrategia del Dpto de Estado Americano intentando cuestionar lo incuestionable (revelación de los abusos de la guerra), mediante el cuestionamiento de lo cuestionable (revelación de cables diplomáticos). Y no es así, hay que discriminar. Pero como discriminar? de nuevo, se hace necesario el criterio institucional, la institución periodística.

- Por qué el control que ejerce el periodismo dentro de una nación ya no es bienvenido cuando trata temas de interés entre naciones? Por qué Watergate es heroico, pero Wikileaks irresponsable? acaso el criterio moral ha de tener nacionalidad? 

- El ejercicio periodistico es una responsabilidad en la medida que maneja información crítica. La asimetría de la información no solo denota un modelo desigual de mercado, también describe una sociedad compleja donde al igual que el monopolio de las armas, cierta información debe mantenerse en circulos de confianza institucional. 

Es posible que WikiLeaks tenga esos controles internos, pero no tenemos certeza y probablemente no la lleguemos a tener pues el Dpto de Estado Americano pretende convertir a Wikileaks en un monstruo. Pretenden construir una cortina de humo donde no podamos distinguir entre información valiosa, errores de periodismo, sabotaje o simplemente irresponsabilidad. Y las cuatro son muy diferentes.

-Evidencia de torturas, ofrecimiento de dinero a naciones "menores" a cambio de recibir prisioneros de guerra  y ataques indiscriminados desde helicopteros son información necesaria para que los derechos humanos y la democracia retomen su vocación civil y no se conviertan en fetiche del colonialismo. Queremos saber cómo se fabrica el filete, queremos saber como funciona el sistema operativo, como funciona la guerra, saber el verdadero significado de la democracia y los derechos humanos y su verdadero costo, si es que estamos dispuestos a asumirlo.


Links relacionados: El método de WikiLeaks (ultimasnoticias.com), Maniqueos y maniquíes por Gustavo Faverón Patriau de Puente Aéreo, The Deleuzian Philosophy of Julian Assange, by pilkingtonphil.

sábado, 27 de noviembre de 2010

En clave de Zygmunt Bauman

El existencialismo expuso la crisis de identidad burguesa; esa que se deriva de su posición en el limbo socio-económico y político. Ahora, en nuestros tiempos supuestamente postmodernos, postmaterialistas; la nueva crisis de identidad es la que se deriva de la orfandad étnica o subcultural.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Desde el lugar común

Usted es inocente hasta que no se demuestre lo contrario. 

Lo preocupante es que si el campo juridico ha logrado consolidar una ficción como ésta, exista la posibilidad de que en otro campo pueda consolidarse su opuesto:

 Usted es culpable hasta que no se demuestre lo contrario.

La necesidad por construir un orden moral potencia los mecanismos de la ficción. Inevitablemente estos terminan por traicionar a la moral. La realidad es la utopía trágica de la ficción, la metamorfosis del adjetivo en sustantivo.

domingo, 31 de octubre de 2010

Eduardo Escobar: sobre el pensamiento y obra de MVLL

Escobar maneja la prosa como el cirujano su escalpelo. Distingue entre el oro  y la filigrana. Su pensamiento político, pudiendo no serlo, es igual de lúcido. No es fortuita su inclinación por Camus, ese gran exorcista del siglo XX.

Camus y Vargas Llosa, por Eduardo Escobar (El Tiempo).


Post relacionados: Mario Vargas Llosa y la izquierda Latinoamericana, por Gustavo Faverón Patriau. Blog: Puente Aéreo.

lunes, 25 de octubre de 2010

William Ospina, los Misfits y la identidad latinoamericana


En este post continuo un diálogo emprendido en el blog cualquiercocismo cuyo post Iguanas y dinosaurios retoma un debate sobre el latinoamericanismo. Tanto Juan Villoro (citado por el autor) como el autor del post ejercen una crítica estética (si se me permite clasificarla) sobre las expresiones de identidad latinoamericana. Mi estilo, de pretensión más sociológica, antes que dar juicios de valor pretende ofrecer luces sobre los diferentes procesos y posibilidades histórico-culturales. La primera parte del diálogo se da en el post ya citado, y en sus comentarios adjuntos. En este post elaboro sobre la propuesta de William Ospina cuya anterior alusión no le hace justicia a su aporte en este tema.

William Ospina nos propone una paleta de mestizaje cultural concebido como diálogo entre tradiciones. Es por ello que al tiempo de inventar, rescatar e interpretar la identidad latinoamericana nos recuerda a los grandes autores de la tradición anglosajona cuando no oriental. Así, su posición no es un fundamentalismo ancestral, delirio que azota ciertas latitudes y cargos politicos. El nos ofrece una modernidad diversa que emana de raíces historicas y en claro contraste con la diversidad de consumo, propia del capitalismo de postguerra. Buscar la identidad no es siempre un movimiento que parte de una ausencia, es tambien un ejercicio de reconocimiento. Para algunos es extravagante buscar ese reconocimiento a través de los siglos y en parte tienen razón, tiene mucho de ficción, pero no hay que subestimar a la historia, el presente es también una mascara que esconde los tentaculos de la historia. Las consecuencias politicas de una apuesta cultural de naturaleza histórica tienen vigencia en la medida en que la actualidad política persevere en las viejas categorias (afro, mestizo, caucásico, latino, proletario). Es cierto que la raza y la geografía siguen determinando muchos aspectos de nuestra realidad política, sin embargo el gradiente actual se encuentra hacia la globalización. Tendencias aparentemente opuestas como el despertar étnico pueden ser parte de la actual implosión de las identidades nacionales que en su camino convergente al individuo pasan ensayando las antiguas formulas politico-culturales. Esto ya ocurrió en los paises desarrollados con el efímero auge de las subculturas urbanas, unidas por el reciclaje de antiguos paradigmas de identidad que han sido paulatinamente desarticulados por la esquizfrenia del capitalismo contemporaneo (cada vez es más fácil pasar de una subcultura a otra, si acaso es necesario, pues ya se encuentran intersectadas).

Post relacionados: Nuestra llegada a la modernidad, por William Ospina (El Espectador); Notas sobre la xenofóbia en México, por Guillermo Fadanelli (Letras Libres); Cuantas identidades tiene usted? Otra medida de libertad, por Daniel Mera Villamizar (Revista Semana).

Imagenes: Obras de Nadín Ospina y Ron English.

sábado, 16 de octubre de 2010

La historia y sus desafios

Esta columna (Orgia? El espectador 15/10/10) de Alberto Donadio es una cachetada a la corrección política. Su actitud frentera pretende llamar las cosas por su nombre. Choca de frente con la convicción de anteponer los valores del pacifismo sobre el discurso político. Su argumento retoma la historia con nombres propios. La matiza con una anectoda, no menos representativa, de la violencia colombiana de mitad de siglo. El autor manifiesta su inconformidad con recrear la historia de la violencia nacional como un encuentro entre dos facciones guerreras. Una historia "políticamente correcta", donde existe un interés conciente por silenciar la naturaleza de dicha violencia; cayendo en absurdos eticos como equiparar la agresión con la legítima defensa.

 Donadio no enfatiza la diferencia entre el derecho a la violencia como legítima defensa (ante a agresiones directas) y el derecho a la violencia como instrumento de emancipación social. Mientras en el primer caso las alternativas rayan en aspiraciones divinas, en la segunda se ofrece la, en ocaciones lenta, pero nunca ausente opción reformista. No caeré en el error de justificar el reformismo sin condicionarlo a la historia pero leo la historia nacional con pesimismo revolucionario y con optimismo reformista. La pregunta es, debemos recordar la violencia con colores politicos? es fácil responder a esta pregunta cuando la historia de la violencia parece respaldar nuestras aspiraciones politicas. Otro es el cantar cuando la historia de la violencia recae sobre nuestra conciencia política. La verdad es que las diferencias politicas no van a esfumarse en el mediano plazo (50 annos no han sido suficientes) y los colombianos aún nos identificamos pasivamente (pre-conciéntemente?) con uno u otro bando de la violencia partidista. Como ayer pudieron ser ellos, mañana podemos ser nosotros, ese es el eterno ciclo de la historia, un ciclo más trágico si es historia armada [1]. El camino al infierno esta lleno de armas y buenas intenciones. También de malas intenciones, por supuesto; pero creame, el otrora 80% de apoyo al presidente Uribe no solo eran malas intenciones. El vernos unidos en la responsabilidad ética (que no siempre penal) de la violencia es tan importante como vernos unidos en la condición de victimas. Solo me atrevo a postular a modo de hipótesis dicha ecuación como camino del posconflicto.

Lecturas relacionadas: Inhumanity is part of humanity, by Zygmunt Bauman (from Gazeta Wyborcza).

[1] Mi obsesión con la violencia armada parece no solo un producto del acontecer nacional pero también parece rayar en la condición de clase (burgesa). La violencia como injusticia social es a menudo más violenta que la misma violencia armada. Es preciso acentuar la conciencia de este límite.

jueves, 7 de octubre de 2010

Después de la tormenta (reflexiones)

No hay que ser uribista para reconocer lo que hizo Uribe por Colombia, basta ser pensante para ver lo que hizo por el Sena, por la sinergía entre el gobierno y las entidades territoriales y un largo etcetera de logros. Tampoco hay que ser antiuribista, basta con ser pensante, para reconocer que hubo extralimitaciones del poder y viejas y cuestionables prácticas políticas. Quizá no siempre somos pensantes, pero siempre que le demos voz al Otro, habrá quién nos recuerde aquello que nos falta para serlo. No soy uribista y sin embargo, creo que lo del AIS fue sobredimensionado. Esas irregularidades no obedecieron tanto a actos malintencionados del ministerio, como a errores del modelo neoliberal. En el caso de los falsos-positivos, lo que le imputo al alto gobierno fue su incapacidad para asumir los costos políticos de un modelo de recompensas que apostó más al materialismo que a la convicción moral. Quizás esa distorsión moral también sea otro producto de la cosmovisión capitalista. No puedo pensar en algo que desmoralice más la tropa que saber que otros soldados se llevan los honores con falsos-positivos. Por eso no entendí a los supuestos defensores de las Fuerzas Armadas queriendo silenciar esa vergüenza nacional. Si no logramos evitar los falsos positivos, que al menos la justicia logre reparar en algo la moral de la tropa, para que se sientan orgullosos del estado que defienden (un estado que no necesita de las indulgencias para ganarse el favor de la tropa).

Ser "pensante" no es cuestión de inteligencia, se trata de pensar por sí mismo. Yo reconozco que hay algo de injusticia en silenciar a aquellos que apoyan el statu quo. La mentalidad militar depende de ese mito en el que se funda el estado moderno. Pero hay suficiente espacio para tomar una posición crítica sin tener que caer en apologias a la anarquía o al poder totalitario. Es un error reducir ese espacio a dos puntos: el bueno y el malo, los patriotas y los apátridas, el sano y el enfermo. Esa es la lógica de la guerra, y es de la guerra de la que queremos escapar. Hay una voz que debe ser alsada cuando la historia parece deshumanizarnos; es la voz de los ciudadanos. No es la razón histórica que enarbolan los políticos, es la ética de nuestro diario vivir; la que entrelaza los miembros de una comunidad. A veces me pregunto, como puedo llegar hasta el punto de desear o considerar justificadas acciones que nunca ejecutaría contra nadie conocido? es el poder de la ficción, es la locura de la historia. Los paquetes ideológicos abundan en odio y escasean en amor. No podemos renunciar a la historia pero podemos humanizar su lectura. Como pues, escapar de las cadenas de la historia? yo me pregunto, por qué la unidad de medida para juzgar la historia deben ser los prohombres? a quién le sirve esa medida? a quién? es hora de que la ironía de la historia llegue (a salvar) al gran público.

jueves, 30 de septiembre de 2010

El derecho a replica de Savonarola

Cae este link y levanta polvo.

"Y también predijo que los jóvenes que hoy hacen un intenso uso de las redes sociales podrían un día no muy lejano exigir el derecho a cambiar sus nombres para escapar de su pasado en Internet."

Eso me recuerda un correo que alguna vez envié a un famoso emprendedor -según el New York Times "un polímata sobresaliente"-. En el primer correo me identifiqué como Juan Diego Jaramillo, colombiano que habia leído el New York Times y que estaba interesado en compartir algunas ideas. Y algo hice bien porque él me contestó. Me contó que le agradaba Colombia y que era muy amigo de los Samper Pizano, familia a la que visitaba en sus escasas visitas al país. Me preguntó si conocía a Ernesto Samper (algo tuve que hacer mal para que me preguntara eso). En el segundo correo, tras esclarecerle mis vinculos ausentes con la familia Samper procedí al motivo de mi correspondencia. Este hombre era "polímata" y amigo del mismísimo Dalai Lama, también había escrito un ensayo sobre "The Cognitive Imprints of Birth", era el interlocutor perfecto en este tema que me inquietaba. No recuerdo bien las palabras que usé, pero si el grueso del asunto. Se trataba de mis predicciones sobre un futuro, no muy lejano, en el que lo regular sería que los hombres vivieran por varios siglos. Nada de mística, esto sería facilitado por las nuevas tecnologias en el campo de la biología molecular. Pero ese era solo el preámbulo. Mi "insight" era una hipótesis sencilla pero novedosa sobre la transformación de la identidad. Era novedoso porque constituía una ruptura con paradigmas establecidos (Highlander y peliculas de Vampiros). La clave estaba en identificar que el proceso regenerativo incluía a la memoria. La eternidad de la vida sería inaprehensible para una memoria finita y su transcurrir sería un proceso continuo similar al desplazamiento de un frente de onda donde la vieja información es reemplazada por nuevos recuerdos. Tras suficiente tiempo de vida, no existiría rastro alguno de recuerdos que en nuestra actual condición son considerados sagrados, puntos cardinales de la identidad: nuestros padres, nuestros hijos, nuestra profesión, etc. (al parecer aún no conocía a los millones de hijosdeputa sin empleo, entre los que se encuentran algunos poetas mayores). Cabe decir que el polímata nunca contestó mi correo (es posible que se haya robado mi idea). Se imaginan un individuo sin memorias propias? es la imagen perfecta de la modernidad. Lo curioso es que el artículo que me lo recuerda, hace referencia a la condición inversa: memoria infinita y vida finita. Sería el imperio de la memoria, la condición posmoderna por antonomasia. Lo que en mi hipótesis del hombre eterno es condicion natural, para los activistas del olvido es una demanda cultural. Ya en este punto, si sigen leyendo es porque algo bueno he hecho. Por ende es tiempo de revelar mis ultimas cartas, mi segunda epifanía: la vida eterna y la memoria finita no son más que la vida finita y la memoria infinita. Entre mayor es la memoria menor es la vida, no lo notamos pues reencarnamos constantemente. Entre mayor es la vida menor es nuestra memoria, no lo notamos. Pero esa, esa última es solo una sospecha.

PDT: es de mi conocimiento que algunos de mis lectores se ofenden por el uso de palabras "vulgares". Les pido el favor de no hacermelo saber de nuevo.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Daniel Bell: sobre Educación Superior.

La revolución, ya sea como tragedia o como farsa, no es el escenario para la “reconstrucción racional” de la investigación conceptual. Algunos estudiantes gritaban, mientras organizaban danzas del vientre en los prados de Columbia: “¿Quién eres tú para decirme qué cursos tomar?” A lo que yo solo podría responder: “Tú no sabes lo que no sabes. Si lo supieras, no me necesitarías. Así como están las cosas, me necesitas.

Daniel Bell en su nuevo prólogo al ya clásico Bell: The Reforming of General Education.

PD. Mi apropiación de la anterior cita de Bell es en la clave de Mangabeira: la rebeldía es un preámbulo, "tiene que ser seguida por un proyecto, si no fracasará."

viernes, 10 de septiembre de 2010

A mi me gusta el aguacate pero no me como la pepa

Con motivo de los últimos debates nacionales (los Londoño vs. los Cepeda?) intento aportar mi opinión que espero sea de alguna utilidad. Parto de una contestación a la columna: El colectivo de abogados y sus jefes extranjeros, por Eduardo Mackenzie.

La pulpa

Tampoco me pareció un acierto, desde la óptica política, el demandar al expresidente Uribe por traición a la patria. Legalmente tampoco es muy clara la demanda.

La pepa: una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa

Empieza criticando la acusación de traición a la patria por parte del Colectivo José Alvear Restrepo. Con esto gana la simpatía de muchos. Acto seguido pretende que con el mismo criterio (político) demos la espalda a la investigación sobre los "falsos positivos" y a la tortura y posterior asesinato por parte de militares a sospechosos de la toma del palacio de justicia (por no mencionar las graves inconsistencias en lo acontecido al magistrado Carlos Horacio Urán).

Criterios selectivos

Según nos convenga seleccionamos el tipo de argumento, ya sea ético, político o legal. Por ejemplo cuando no tenemos la razón legal apelamos a la razón ética (o política) y viceversa. En esta práctica tendemos a caer todos los que nos animamos a opinar con "argumentos".

En el siguiente párrafo explico porque prefiero el argumento legal en el caso de las acciones del Colectivo. No es que los argumentos políticos y éticos no deban cuestionar a la ley, pero creo que hay que procurar canales apropiados para tramitar dichos cuestionamientos (para ello están, por ejemplo, las reformas legislativas).

Más que destruir el conflicto hay que deconstruirlo

El objetivo es acabar con la violencia armada como medio para satisfacer ambiciones políticas. Hay dos caminos: i) construir consenso o ii) construir medios civilizados para el disenso. Cuando se cuestiona a la ley, por no ser "políticamente correcta", ésta pasa de ser una máquina al servicio del disenso civilizado a ser una máquina al servicio del consenso politizado. La guerrilla también participa de esta farsa practicando los criterios selectivos; sus actos violentos son justificados políticamente (o al menos eso pretenden), mientras que sin el menor pudor lanzan una ofensiva jurídica contra el estado colombiano. Pero que hacer frente a la estrategia de "todas las formas de lucha"? Creo yo que la solución es subordinar la dialéctica izquierda-derecha a una mucho más importante: violencia armada-ley. Porque en la primera podemos disentir, pero en la segunda no. Solo puede haber una apuesta: el imperio de la ley. Y no cualquier "ley"; una ley imparcial, la corrección política debe hacerse en el congreso no en la judicatura. Incluso si esto implica aceptar en ocasiones (que no siempre) decisiones legales que pueden interpretarse como una ignominia política.

Lo bueno de los "malos"

Cuando se logra encauzar el conflicto por los canales de la ley, el enemigo político se convierte en nuestra conciencia. El conflicto legal es el autocontrol de una sociedad. El Colectivo puede tener una afinidad ideológica con el radicalismo de izquierda pero no por ello debemos desestimar todas sus campañas jurídicas. Algunas son bienvenidas ("falsos positivos") y probablemente muchas no verían la luz sino fuese por ese radicalismo que las motiva, pero que debe permanecer encauzado en la ley. El expresidente Uribe era considerado un lider político para las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), pero esto por sí solo, no lo convierte en un paramilitar. De hecho, ignorando por un momento los cuestionamientos legales de su administración, su exitosa apuesta en la democracia como medio para el poder contribuyó a la desmovilización de las AUC (más fueron los que quisieron pescar en río revuelto, pero en su momento Carlos Castaño, que sí picaba el cebo ideológico, lideró el proceso de desmovilización). Se trata pues de no castigar a los medios civilizados cuando son una herramienta para los actores del conflicto. Otra cosa es que se pruebe que las prácticas legales, no eran tales y que esconden, no intereses cuestionables (que bien pueden tenerlos), pero prácticas ilegales. Finalmente, sé que este discurso padece de las debilidades de toda apuesta legalista; entre otras, exige una voluntad de justicia por parte de los administradores de la ley. En ese sentido son necesarios los mecanismos para ejercer control sobre la judicatura, es solo que no podemos pretender que el control esté a cargo de los judicializados. Cierro con este mensaje: frente a las decisiones judiciales, ya sean las demandas del Colectivo, o de Uribe o sobre el holocausto del Palacio de Justicia, la palabra más importante es la palabra menuda, la de los eventos concretos, la de la evidencia empírica. Los discursos históricos e ideológicos en un estrado, y en especial en un juicio penal, suelen ser sofismas de distracción.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Progresistas: entre la modernidad y la tradición.

Para bien o para mal, los activistas de movimientos liberales siempre serán víctimas del viejo orden. Nunca ejercerán la libertad con inocencia, siempre serán reaccionarios. Pero se trata de que las generaciones venideras sí puedan serlo. Esto tiene consecuencias concretas como en el debate sobre el reconocimiento legal y político de las comunidades LGBT. Algunos liberales han tildado a estos movimientos de conservadores en cuanto buscan apropiarse de instituciones tradicionales [1]. Yo comparto que estas proyecciones del movimiento liberal no son estrictamente liberales, en tanto no se inscriben en la dialéctica modernidad-tradición, pero no creo que esto implique que son conservadores. Siguiendo la línea de libertad con inocencia, creo que estos movimientos son una forma de progresismo, en tanto desplazan las fronteras sociales –esos derroteros del liberalismo– a otros dominios de la existencia. Es como una forma de colonización. La apuesta progresista es ir cada vez más lejos en el terreno colonizado, en contraste con aquellos que prefieren un terreno de disputa estático. Es importante entender que este dilema no es una apuesta excluyente entre el liberalismo y la tradición. Si bien hay un impulso conservador (conciente o inconsiente) por desliberalizar la sociedad vaciando de contenido el acto de subversión cultural [2], no es esto lo que está en juego en el activismo legalista dentro de las comunidades LGBT. Este dilema es sobre la libertad con inocencia y no va en detrimento del activismo liberal. El problema es que nuestro limitado lenguaje atrapado en el antagonismo liberal-conservador termina por implicarlo. Como ya he dicho, nuevas fronteras han de trazarse los liberales tras los terrenos ganados y cedidos a la nueva tradición.

PD. Quizas sea más preciso hablar de libertad negativa y positiva en reemplazo de libertad con inocencia y transgresora, respectivamente.

[1] Ver p.e. la columna Contra el matrimonio gay, por Héctor Abad Faciolince. O en un tono menos sectario ver Crece el matrimonio gay, por Humberto de la Calle.

[2] Ante esta industria nos debemos oponer con el lenguaje de la cotidianidad, el contra-espectaculo. Para seguir este debate en particular, ver p.e. el ensayo La sexualidad y su sombra, de Ignacio Castro Rey.

Algo va del nihilista al estilista

Mi pretensión en este post fue ser sarcástico con el romántico nihilista. Pero entre mi limitada elocuencia y fama de optimista no logre sino reforzar mi patetismo.

Ahora opto como el carnicero, ese artista que a sus oleos titula: "esto es una obra maestra". Peor aún, me doy el patético descaro –adjetivos vacunativos– de aducir ambiguedad en el mensaje –algo solo lícito en primera persona–. Las pistas del sarcásmo no solo están en el título también en el escrito, pero no lo hago a través de la exageración como lo demanda el canon, la lógica, el sentido común y la belleza sino de forma explícita y atravesada, en detrimento de la consistencia del personaje imaginado. He pensado en la estrategia de insinuar que el personaje es complejo, que se contradice, que tiene sentido de la ironía. Pero como hacer sarcasmo con un personaje que posee sentido de la ironía? Es como aplastar un líquido. Podría congelarlo... al líquido, digo. Al personaje podría emborracharlo, eso le bajaría su complejidad y quizás su sentido de la ironía (bueno todo depende si los borrachos dicen la verdad o lo que de verdad piensan). El barroco es una forma de decadencia como la obesidad. Peor aún, es la obesidad estetizada. Aquí va

Esto es sarcasmo

Para preservar la pureza de mis convicciones he pintado de igual color los contornos de la historia. Todo o nada, esa es la brecha entre el teatro y la realidad. Ese es el único chance que le ofrezco a la historia. Mañana todo cambiará; mañana nada cambiará. Así viven ellos, ante la precipitación del todo. Como galgos en la línea de salida. Que patético cuando alguno sale en falso; más no se sabe nunca el momento preciso de salida, solo el momento de llegada, que por cierto, nunca llega. Afirmar el orden absoluto exige negar no solo el orden real, también el posible. Porque no existen las manchas; las manchas son los rotos del disfraz exponiendo la podrida realidad. Así son ellos, los que son y los que hemos sido.

Links relacionados: La democracia sin intelectuales, por Eduardo Posada Carbo (El Tiempo).

PD. Sí, el sarcasmo es imprecación pero solo recuerde que imprecar no es patear un balón detenido.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

La decadencia en la posmodernidad: respuestas a un humanista ilustrado.

Algunas objeciones sobre la visión decadente del devenir de la cultura en Mario Vargas Llosa. Con base en su escrito: Breve discurso sobre la cultura.

En este post no pretendo cuestionar la necesidad por un sentido común, una noción del todo (sin caer en totalismos, todo lo contrario a modo de minimalismo) que se perfila en el escrito de Vargas Llosa y el cual comparto, en especial en nuestro tiempo planetario. Lo que no comparto es la forma concreta en que él y otros tantos humanistas ilustrados dan a esa búsqueda de integridad. He de cuestionar algunos de sus argumentos. Encuentro sumamente valioso el aporte de calidad que Vargas Llosa ofrece en este debate.

Del prohombre al cuerpo institucional

El especialista, si bien se presenta en su temprana manifestación histórica en contraste con el ideal renacentista de la interdisciplinariedad, ha ido lentamente tejiendo puentes entre disciplinas. Estos puentes, si bien ya no se configuran alrededor del individuo, lo hacen a través de instituciones (en el sentido amplio de la palabra: cuerpos burocráticos, mercado, tendencias estéticas, etc.). Vargas Llosa aduce que una de las funciones que solía asociarse a la cultura era la comunicación entre diferentes ramas del conocimiento. No deja de ser irónico que el lado oscuro del ideal renacentista o ilustrado de la cultura sean la autosuficiencia, principio naturalmente anticomunicativo. Pero mas allá de ironias, está la siguiente observación: si hay dos ramas diferentes del conocimiento y un especialista por rama, ciertamente la necesidad de comunicación implica que cada uno de los especialistas se entere de nociones basicas de la otra rama. Si ahora consideramos 4 personas, dos en cada rama, entonces podríamos imaginar la siguiente distribución más o menos natural de funciones: en cada rama habrá uno altamente especializado y otro "híbrido" cuya especialización pasa por el imperativo de comunicarse con su equivalente "híbrido" en la otra rama. Asi, los "hibridos" quitan cierta exigencia a los altamente especializados de tener que abrir su propio lenguaje. La diferencia es que en la ciencia ya no son 4 o 5, son cientos de miles. El error en que cae Vargas Llosa y muchos otros humanistas al utilizar argumentos utilitaristas (en pro de la salud social) es el de establecer una relación ahistórica entre las funciones sociales y el individuo (ver mi post (blog CritiCAS): Egos in Dispute). La creciente especialización, si bien tuvo su edad autista ha ido superando esa etapa. No lo hace volviendo al ideal renacentista pero através de la noción interinstitucional. Como bien lo dice Foucault "ha muerto el hombre" y en su reemplazo no solo han quedado atomos dispersos, pero también un cuadro de Seurat.

Crisis de la razón mass-mediática: nuevas cartografías

La razón implica la discusión de límites. Allí donde no hay límites, la razón está de más. La sociedad de la información amplió los límites de la esfera pública y en consecuencia el discurso racional se ve enfrentado a su reconfiguración. A menudo, los defensores de la racionalidad confunden las ampliaciones de estos límites con su ausencia. No se aventuran a descubrir esas nuevas fronteras desde donde una nueva racionalidad ha de emerger. Esta crisis de la racionalidad también podemos observarla en la transición de la tradición rural a la urbana ("el provinciano en la ciudad") o en el adolescente formado bajo estrictas normas dentro de la familia y que hace su transición a un espacio como el universitario, donde los límites suelen ser más amplios. La primera impresión es la ausencia de valores, cuando lo que ocurre es una transición hacia un nuevo horizonte. En particular, la crisis que denuncia Vargas Llosa corresponde a la transición del modelo de información unidireccional a uno bidireccional, del mass media al social media. Una de sus críticas es que en el social media se pierde la noción del valor objetivo. Es cierto que el viejo modelo, a través de las jerarquías institucionales guardaba la autoridad discursiva, dentro de los cuales se encontraban algunos objetivables. Es de esperar que bajo las nuevas condiciones comunicativas las viejas instituciones se vean desafiadas. Pero esto no implica que la estrategia institucional vaya a desaparecer, simplemente se debe reinventar. De todas maneras habrán dominios del conocimiento que no volverán a ser los mismos, no gozarán de esa homogeneidad impuesta que ha caracterizado a las empresas modernas. Las condiciones para un objetivable se han hecho más dinámicas; en cierta forma y aunque parezca contradictorio, más exigentes.

(A continuacion sigue un desenlace delirante, donde el culturalismo ancestral es presentado, en un movimiento miope, como unica oposicion al modernismo ilustrado. Comun error el de ignorar las nuevas formas de diversidad.)

Habrán disputas semanticas, porqué la modernidad nos quitó muchas palabras. Ahora los hijos bastardos de la modernidad exigen el reconocimiento de sus raíces premodernas, pero ya olvidaron el lenguaje de sus ancestros. Mientras lo encuentran se apropiaran de las palabras modernas, las cuales son belicosas, colonialistas, egoistas y monopólicas. También virtuosas, y es por ello que cuando finalmente encuentren ese lenguaje ancestral será demasiado tarde. Sin embargo su busqueda no habrá sido en vano; en el camino habrán dejado atrás a la modernidad, a la modernidad primera.

Post relacionados: Vargas Llosa vs. las culturas 1 y 2 (Blog: Puente aéreo, de Gustavo Faverón Patriau).

PD. La ciencia también se alimenta del pasado, pero como el arte, también necesita complementar su dieta con el presente y el futuro.

domingo, 25 de julio de 2010

Ley sin legalismos, ética sin idealismos

La noción liberal de "frenos y contrapesos" en la organización del Estado tiende a trasladar el problema ético, de gobernantes y ciudadanos, a un problema estratégico. La ley, cuya concepción ética es la de mediar entre agentes en conflicto conformando una triada dinámica, degenera en la dialéctica agente-ley, en lo que suele denominarse como legalismo (capitalismo salvaje, leguleyadas, etc.). Sin embargo, la acción estratégica no se contrapone a la acción ética. Esta observación es importante en cuanto nos aleja del idealismo cartesiano. También representa un punto de partida concreto para recuperar la triada dinámica. La democracia permite recuperar el valor estratégico de la ética (ya presente informalmente en transacciones comunitarias) en la política pública. Sin embargo, la ética así concebida, posee una calidad dependiente en los mecanismos democráticos en que se articula. Conocemos bien la vulnerabilidad de una ciudadanía con poder democrático, pero sin la capacidad de hacer lecturas críticas de los hechos políticos. En ese estado de cosas el capital ético se puede convertir en un arma de violencia política. Es por ello que el ecosistema comunicativo (noticieros, foros, etc.) es crítico para limitar la especulación del capital ético.

sábado, 17 de julio de 2010

Variaciones bíblicas

Y jesús dijo: "el que esté sin pecado que tire la primera piedra", lo que omite la biblia fue lo que realmente paso después. Zuacate! el ojo derecho de la mujer adúltera marca el punto final de la integral de trayectoria. Los fariseos se dispersan lentamente y de la sombra emerge la fea del pueblo, con el tronco firme, los ojos rabiosos y sabiéndose en derecho.
   Lectura del santo evangelio según don juan.

miércoles, 9 de junio de 2010

El camino es complejo

A propósito de la carta de Gloria Gaitán: "Antanas, el hombre vacuna".

Comparto aquello de que a Mockus le falta preparación política para ejercer la presidencia y que hubo ambigüedad en el programa, en parte por la improvisación de su campaña. Lo que deseo cuestionar aquí, es el núcleo fuerte de su argumento: la ubicuidad de los "hombres vacuna".

La lógica de Gloria esta atrapada en la vieja dialéctica de la guerra fría donde el espectro político es discreto: o se es de izquierda o se es de derecha. Cualquier cosa que no se define en esta polaridad es un sofisma de distracción, una treta mediante la cual alguna de las dos "únicas ideologias autenticas" logra timar a la otra. A esta retórica fundamentalista también pertenece la expresión "idiotas útiles" con la que se denota a todo aquel que expresa su profunda convicción por la prioridad del medio sobre el fin. Creo que el pensamiento político latinoamericano ha superado, al menos a nivel académico, este paroxismo pragmático que solo nos ha dejado violencia y miopía política. Espero que Gloria reconozca que no hay que ser un idiota útil o un conspirador para cuestionar el autoritarismo ejercido por mayorias o minorias a nombre de la izquierda o la derecha.

Adenda: creo, a título personal, que una sociedad puede ser reformista, es decir, que dentro de su código permite la posibilidad de cambios graduales pero auténticos, no sofismas de distracción. Es esa convicción la que me permite creer en una sociedad que busca la inalcanzable utopía sin tener que regar sangre en el camino (porque se acaba primero la sangre que el camino). Hay que rescatar de la violencia su signficado en cuanto "poder de cambio" y desterrar a sus más anacrónicos y/o deplorables signficantes históricos como lo son la violencia armada y el perseguimiento político. Para ello hay que construir una ley que permita la violencia simbólica en detrimento de la violencia física o inconstitucional (como se ubica la violencia económica en esta reflexión?). Algunas facciones del materialismo histórico pensaran que esto no es posible, pero no solo la historia política los ha probado equivocados, también la historia natural: la evolución cultural es la prueba misma de que el cambio relevante es decir el que tiene efecto en la supervivencia, puede suceder a la evolución genética. Por qué entonces la reforma política no puede reemplazar a la revolución?

viernes, 28 de mayo de 2010

Venezuela: un diagnóstico.

Anda circulando un mensaje proveniente de una página llamada fuerzasolidaria.org:

"Las próximas elecciones presidenciales en Colombia se parecen a los comicios de 1998, cuando ganó Hugo Chávez. Los venezolanos lo eligieron no por sus virtudes, sino por su rechazo a los partidos; ahora lloran su equivocación con lágrimas de sangre. ..." fuerzasolidaria.org

Comparto la preocupación por el desmantelamiento en Venezuela del modelo liberal; creo en los derechos de propiedad individual y los contrapesos institucionales. Sin embargo, no interpreto de la misma forma la problemática venezolana. La afirmación de fuerzasolidaria.org distorsiona el sentido de la democracia liberal al asignar al voto por representantes al ejecutivo y/o legislativo funciones propias de la corte constitucional: ejercer un contrapeso a las ambiciones del ejecutivo. El apoyo popular a una fuerza política reformista no es condición suficiente para una reforma constitucional, al menos en una democracia liberal. Para ello se debe pasar por una serie de filtros institucionales ajustados a un consenso multipartidista. Fue este último mecanismo el que falló en Venezuela y no el haber votado por el hombre equivocado. En otras palabras:

El error no fue el haber votado por Chávez; el error fue dejarlo desmantelar el proyecto democrático (liberal) desde el ejecutivo. Una democracia exitosa no es tanto aquella que elije a los buenos candidatos, pero aquella que obliga a que esos candidatos, buenos, malos o incomprendidos, cumplan las reglas de juego. Por eso, aquellos que dicen que el futuro de la democracia depende de por qué candidato vamos a votar, tergiversan el sentido del sistema democrático. El activismo ciudadano en este tipo de encrucijadas es apoyando a las instituciones que ejercen contrapeso a los poderes del ejecutivo.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Entre causas objetivas y objetivos causales

Luis Fdo Medina expone la distinción entre el discurso descriptivo y el justificatorio alrededor de las causas objetivas de la violencia. Esta distinción ofrece una nueva óptica desde la cual releer obras modernistas como "La nación soñada" de Eduardo Posada Carbó. Daniel Mera Villamizar contesta a la columna de Luis Fdo Medina reconociendo dicha distinción pero llamando a la reflexión sobre la relación de competencia entre la forma retórica (descriptiva, normativa, etc.) y el usuario de ésta. En particular sugiere la inconveniencia de las causas objetivas como discurso presidencial dada la naturaleza normativa y no descriptiva del rol presidencial. En otras palabras, del científico se espera que hable de causas objetivas; del presidente se espera que hable de ideales.

"Debo terminar aquí mi acompañamiento a Mockus"
por Luis Fdo Medina (
click here)

"¿Petro justifica o explica cual violencia? La retórica de las causas"
por Daniel Mera (
click here)


Posts relacionados: La nación soñada de Eduardo P. Carbó.

PD: Este debate particular se relaciona con uno mas general; el de la nocion de responsabilidad. Sobre este ultimo sugiero la ste Ref. Francois Raffoul: Los Origenes de la Responsabilidad.


PD 2: Siguiendo la linea de D. Mera, una propuesta para distinguir el discurso justificatorio del descriptivo es identificando el receptor al que va dirigido. Este procedimiento es radical en cuanto establece una dependencia del mensaje con el receptor (p.e. explicar las causas de la violencia en el transcurso de un proceso penal es diferente que hacerlo dentro de un plan de seguridad integral por parte del gobierno). Recordemos que ya Marshall Macluhan habla de "the medium is the message"; esta seria una continuacion (extension) de dicho modelo de analisis discursivo. Incluso se podria conjeturar que el devenir de la retorica discursiva se configura de manera creciente alrededor de un modelo epigenetico del mensaje, donde el contexto de lectura es critico en la determinacion del mensaje.

viernes, 21 de mayo de 2010

"La Palabra" (Liberal) por Enrique Krauze. Publicado en Letras Libres. Bello recuento entre la etimología y la historia política para recordarnos la competencia del espíritu liberal en la actualidad.

sábado, 15 de mayo de 2010

Sobre periodismo (2da Parte)

Este post es una continuación de la reflexión sobre la ética periodistica (ver posts relacionados). La reflexión también aplica a otras prácticas del ejercicio crítico, como lo son el humor y el arte, donde existe una interlocución con el público. Deseo anotar la reiterada observación de que cada vez que la escuela de Coronell (ver x ej. [1]) defiende la independencia del periodista con relación al público, lo plantea desde el supuesto de que toda respuesta que el periodista pueda tener con el público es de condescendencia. Es preciso revisar este supuesto ya que parece ser el motivo tras el rechazo de la ética hermenéutica por parte de la escuela de Coronell y quiza de la ética moderna en general. A la luz de esta reflexión, la palabra "diálogo" toma un cariz muy diferente al de "comunicación". Cuando hablamos de diálogo se evoca cierta complicidad entre los interlocutores, mientras que la palabra comunicación parece limpia, objetiva, gramatical, moderna. Siendo mi propósito, el encuentro de la modernidad con la posmodernidad, veo la necesidad de establecer relaciones de equivalencia entre ambos paradigmas. Parto de dos supuestos [2]: el primero es que a nivel epistemológico fundamental, la relación modernidad-postmodernidad es dual, queriendo decir que una no está sobre la otra y que para cada juicio general moderno existe un unico juicio general postmoderno. El segundo supuesto es la existencia de una necesidad social por ambos paradigmas, necesidad que debe tomar forma híbrida específica, en función de un problema social concreto. Volviendo al problema concreto de la condescendencia en el periodismo, es preciso formular instancias alternativas a la condescendencia en la comunicación periodista-público. Uno de ellos y claramente opuesto es la exigencia. Uno puede ser exigente con el público. Esta actitud, que a menudo es bienvenida por el espíritu modernista, compromete, sin embargo, la independencia de la fuente. El autor (periodista, artista, etc.), ajusta el nivel de compromiso (moral, tecnico, etc.) de lectura a un nivel ligeramente superior al status quo del receptor. Para ello debe hacer un juicio previo sobre el estatu quo del público lo cual constituye una forma de comunicación del público al autor. Este ejemplo responde la pregunta sobre la existencia de instancias comunicativas alternas a la condescendencia y le revela al espiritu modernista la existencia de un espacio para una ética de la comunicación. Su materializacion exige extender el argumento de la "exigencia" a una gama más amplia de posibilidades en la comunicación autor-publico. Pero ese ejercicio lo dejo para otra ocasión; me interesa tratar ejemplos cuya aceptación en la tabla clásica de valores modernos es improbable, pero necesaria en el espíritu pragmático de la hibridación entre lo moderno y lo postmoderno. Me refiero al papel de la persuación. Allí donde la realidad, objeto sagrado de la modernidad, es profanada. Como justificarla ante los ojos modernos? que esos ojos observen la "realidad": vivimos en un ambiente mediático, donde el hiper-registro permite la construcción selectiva de la realidad y una interpretación controlada (framing) de los escasos hechos (eventos centrales) que escapan a la censura. ¿Como rescatar la objetividad en este contexto sino es como un agregado de acciones subjetivas? la objetividad moderna se torna una ficción más, la independencia toma otro cariz; el de la subjetividad asumida. Esto no quiere decir que el periodista deba buscar sus intereses personales en el ejercicio de su profesión, pero tampoco lo prohibe. Ésto lo que dice es que debemos repensar quienes somos. Entender que la supervivencia de los periodistas depende primero de la supervivencia del periodismo y es en ese imperativo de supervivencia donde el periodista encuentra su imperativo ético. Por último quiero dejar una breve reflexión sobre la condescendencia. La condescendencia en su uso despectivo puede oscurecer el papel de la concesión en la comunicación [3]. La concesion en su dimensión retórica puede ser un gesto de reconocimiento del Otro que no siempre implica paternalismo o engaño y por el contrario allana el terreno para una comunicación más efectiva. Si bien es cierto que el periodista no puede extraviar el mensaje buscando al lector, tampoco debe extraviar al lector.

Posts relacionados: El periodismo según Coronell, Sobre periodismo (1a Parte).

Postdata: remito a la columna "Las cartas sobre la mesa" por Daniel Samper Pizano donde se recuerda el papel de la "intención declarada" como acto de transparencia en el periodismo de opinión y la importancia de mantener la neutralidad en el periodismo informativo. Esta columna hace alusión al riesgo de la subjetividad en el periodismo informativo, pero trata el problema de forma clásica (no menos importante) donde el ejercicio de la subjetividad es conciente y/o reaccionario y por ende, facil de identificar, si bien no siempre de cuestionar. Esto contrasta con el problema de la subjetividad inconciente la cual exige un reconocimiento del Otro para poder ser regulada. También remito al artículo ¿Importan los críticos de cine? por Armond White y publicado en la revista El Malpensante. En este se hace una reflexión acerca de la relación entre la opinión experta y el público en el contexto de la crítica de cine y su devenir en los nuevos medios. La posición del autor puede asociarse con el discurso de la modernidad ilustrada. Su defensa de la crítica experta se centra en atribuirle al crítico (de cine) la función de intérprete del estado moral, político y cultural del arte (cinematográfico) y de la sociedad que registra. Al ignorar los argumentos post-modernistas en defensa de la popularización del arte el texto deviene en un ensayo sin horizonte histórico. En particular no reconoce (mucho menos explica) la creciente preferencia del gran público por la mediación estétizada, lo cual implica un llamado a la estetización del texto crítico y/o el reemplazo del gran público como interlocultor de la crítica experta.

[1] "Los lectores deben seguirlo a uno, uno no a los lectores" Daniel Samper Ospina (1a Parte del video click here).

[2] Estas son hipotesis de trabajo que no deben tomarse dogmáticamente. En efecto, los principios propuestos constituyen una formulación demasiado ecléctica de la dicotomía modernida/postmodernidad. Desde esta teoría dual sería difícil explicar el persistente conflicto a todo nivel (cultural, económico, político y filosófico), ampliamente registrado por la historia alrededor de la dicotomía en cuestión. Tampoco me atrevo a descartar la posibilidad de dicha explicación pero no he de defenderla a priori.

[3] La concesión puede llegar a jugar un papel tan importante como el consenso en la comunicación, y cuyo fin es la consistencia del mensaje entre el emisor y el receptor. Incluso podríamos arguir que existe una línea que conecta a ambos; decir que la concesión es la expresión politica (postmoderna) del consenso y el consenso es la expresion técnica (moderna) de la concesión. El que parezcan objetos diferentes obedece a que, a menudo utilizamos de forma selectiva la óptica moderna o postmoderna.

jueves, 13 de mayo de 2010

La inversión extranjera en el discurso político

[Motivación]

El discurso neoliberal nos vende la "inversión extranjera" como la panacea, el único camino a la riqueza de las naciones. Incluso social-democratas como Lula y el presidente Mujica de Uruguay, reconocen su importancia. Políticos neoliberales como Uribe son abanderados de este concepto y en sus discursos parece que todo vale en pro de ello. Pero una mirada crítica a las políticas pro-inversión nos podría revelar su papel central en la paradoja del crecimiento económico y el estancamiento o decrecimiento del ingreso per capita (índice GINI). Fue ésta la realidad de Colombia durante el auge económico mundial en los 4 años que antecedieron la caída del mercado en 2007 [1]. Como epítome del neoliberalismo, es preciso revisar el verdadero papel de la inversión extranjera como pilar para la riqueza ya que tras su discurso se desprenden una serie de medidas impopulares, en detrimento de un Estado proveedor directo de bienestar.

[Idoneidad del gasto con tardío efecto en el GINI]

Algunos opositores a la preeminencia de la política pro-inversión proponen un incremento del salario mínimo como forma de distribución de la riqueza en épocas de crecimiento. Ésta es una política, a mi parecer, que no está a la medida de la complejidad del problema. Existen muchas formas de crecimiento económico. El que precedió al 2007 fue un auge del capital de inversión antes que de la producción. Este crecimiento se caracteriza por ser fluctuante y es por ello que exige un gasto de sus dividendos en inversión irreversible, aquella que no se pierde una vez los mercados se  contraen. La infraestructura y el crédito en educación responden a esta necesidad. Es importante responder a la pregunta: que efecto tienen sobre el índice GINI la inversión en estos dos rubros? esto nos daría una medida de la competencia del índice GINI para medir la ideoneidad del gasto en épocas de crecimiento económico por auge de capital. Sin bien el índice GINI tiene una dependencia inmediata en el salario, variables como la infraestructura o la educación pueden tener un efecto tardío en el índice GINI. De tal forma que las críticas a las políticas de gobierno que señalan la ausencia de un crecimiento simultaneo de la economía y la distribución no siempre son válidas [1].

[Formas complementarias de crear valor]

Y como nació el dinero? lo trajeron los extraterrestres? El dinero se creó localmente y tuvo valor en cuanto fue medida de la producción. Este principio del valor nos revela una de las facetas de la inversión extranjera como política de gobierno: son políticas mediante las cuales se prentede atraer capital sin ofrecer producción. Algunos dirán que sí se ofrece producción, despues de todo la inversión se traduce en empleo local. Pero ésta es una verdad a medias. Supongamos que gracias a medidas de flexibilidad laboral o privilegios fiscales, una empresa decide trasladar su planta de producción de U.S. a Colombia. Toda transacción obedece un principio de reciprocidad. La empresa trae inversión, que ofrece Colombia? mano de obra no es la respuesta pues esa ya la tenían en U.S. Lo que ofrece es mano de obra barata, se ofrece un ahorro en el gasto social de las empresas. Eso no es ofrecer producción y si lo es, es producir miseria. No quiere decir que no podamos ofrecer un ahorro en el gasto de las empresas multinacionales. La tasa cambiaria ofrece un margen para ello. Si bien es una política incompleta de crecimiento: (1) su efecividad disminuye en la medida que es exitosa, (2) existen paises con mejor oferta en la tasa cambiaria. Ante la incompletez del anterior modelo algunos responden produciendo más miseria para mejorar su ventaja competitiva con otros paises. Pero existe otra forma de complementar esta política:  atrayendo capital con producción. El dilema al que nos enfrentamos es similar al de as empresas que cada tanto deben estar decidiendo entre apostarle a un producto cuya ventaja competitiva es el precio y un producto cuya ventaja es el valor agregado que ofrece, el cual incluso al mediano o largo plazo, puede traducirse en ventaja de precio para el consumidor.

Volviendo a la política, en este punto propongo la siguiente distinción: reconocer una izquierda democrática diferente a la social-democracia cuyo rol es la de ser abanderada del Estado como proveedor directo de bienestar. En contraste propongo el rol de la social-democracia como la gestora de una política en pro del "valor agregado" social como estrategia de mercado. Será el rol de la derecha neoliberal, el importante pero doblemente impopular rol de apostarle a una política pro "bajo costo" social como estrategia de mercado.

[1] ¿Tenemos la política social que el país necesita?  Cecilia López Montaño Sept. 2008.

Postdata: también pensé en "La legión extranjera en el discurso Republicano" como un buen título para este post.

domingo, 14 de marzo de 2010

Por qué se vota cuando se vota

A propósito de las pasadas elecciones parlamentarias, me quedaron las siguientes reflexiones para tomar en cuenta a la hora de escoger el logotipo y el número de nuestra preferencia. Espero aplicar y perfeccionar estos criterios en campañas venideras. Algunos criterios son obvios y otros no tanto, lo importante es saber ponderarlos. También son validos en camapañas no parlamentarias. Esta es la lista:

I- Cuando votamos por un candidato debemos tomar en cuenta que su comportamiento legislativo está amarrado a la opinión de su bancada, es decir de su partido. Si bien un candidato bueno en un partido mayoritariamente malo contribuye a la renovación del partido, el ideal es buscar un buen candidato adscrito a un buen partido. Dada la cantidad de inscritos y la creciente oferta informativa no es remoto encontrar tal escenario, pero en su ausencia, recuerde que el voto coyuntural también es estratégico. Tampoco sobra echarle un vistazo a la ley de bancadas vigente para afilar nuestra decisión.

II- El discurso de un candidato ejemplificado en sus propuestas, programa de gobierno y debates públicos es fundamental para saber por quién se está votando. Un candidato de opinión contribuye a la construcción de una democracia deliberativa, las propuestas y/o programas de gobierno demuestran transparencia, responsabilidad y disciplina. Pero estos elementos discursivos no son suficientes, es necesario exigir una trayectoria que garantice tanto el compromiso real con dicho discurso, como también su capacidad ejecutoria de los mismos.

III- Para el Senado tenemos la oportunidad de votar por un candidato con discurso regional o nacional. Mi consejo es que un buen candidato con discurso autenticamente nacional vale el doble que un candidato no tan bueno con un discurso regional (en el congreso se discuten leyes de competencia nacional). Además para el lobby regional está la Camara.

IV- Por último. También se vota por una forma de hacer política – y democracia en particular –. Podemos distinguir entre los autodenominados realistas e idealistas. Los realistas se subividen en hipócritas y/o pragmáticos. Los idealistas, a su vez, en ingenuos y/o pioneros. Le corresponde a usted adivinar la etiqueta que mejor le corresponde a cada candidato. Probablemente esta elección hable más de usted que del candidato, después de todo, la política como la economía financiera tienen un alto componente de self-fulfilling prophecy (profecia autocumplida). Este no es un criterio sencillo pues no todo lo que es pragmático falta a la ética, ni todo lo que es ético, es viable. Sin embargo, hay un criterio que no da pie a ambigüedades y es el de la transparencia; a un candidato se le puede perdonar que sea cínico o ingenuo, pero lo que no se le puede perdonar es que no sea transparente con sus prácticas políticas.

Por simple goce extiendo la lista de calificativos para realistas e idealistas. Los realistas pueden ser cínicos, honestos, pragmáticos, aristotélicos, conservadores, tradicionalistas e hipócritas. Los idealistas pueden ser humanistas, reformistas, ingenuos, inexpertos, pioneros, platónicos, locos, utópicos, infantiles. Los invito a que propongan otros calificativos de uso popular y no tan popular, y recuerde que no existe mérito per se entre tomar una actitud realista o idealista frente a la vida y en particular, en cuestiones políticas.

Artículos relacionados: "Juan Mario Laserna: de la junta del Banco a la plaza del pueblo" publicado por lasillavacia.com.

viernes, 1 de enero de 2010

Constitutional dictatorship: crisis government in the modern democracies, by Clinton L. Rossiter and William J. Quirk

I encourage those who are interested in colombian history and politics to make a critical reading of this book which, in my view, constitutes an important reference to understand the responsibilities of the government, police and military forces in events such as the assault on the Palace of Justice and many other events where the institutional bodies of modern democracy were in danger. It also helps to develop a suitable legal frame for such situations of emergency, if that is our choice, actually Rossiter is skeptical about legal abnormality and suggests responsibility should rest on the political realm. It provides an insight to understand the history of public order policies by going beyond the common place of government abuse. But this book, including its updated introduction (Transaction Edition) by William J. Quirk which accounts for the 9/11 events and the subsequent War on Terrorism, should be carefully adapted to the Colombian reality. While the modern conflict in Colombia is dominated by the economy of illegal drugs and therefore closer to the realm of criminal law, the classical conflict has a historical and political nature which asides the colonialist legacy of inequality, is also an expression of a delayed consolidation of the constitutional order. This is the so call "weak state" factor, and is not only expressed in the limited presence of public force in geographic territories, but on the weak constitutional control over governmental behavior. From the latter perspective the defense of an abnormal constitutional order is a conservative force delaying the consolidation of a liberal constitutional order.
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