sábado, 4 de septiembre de 2010

Algo va del nihilista al estilista

Mi pretensión en este post fue ser sarcástico con el romántico nihilista. Pero entre mi limitada elocuencia y fama de optimista no logre sino reforzar mi patetismo.

Ahora opto como el carnicero, ese artista que a sus oleos titula: "esto es una obra maestra". Peor aún, me doy el patético descaro –adjetivos vacunativos– de aducir ambiguedad en el mensaje –algo solo lícito en primera persona–. Las pistas del sarcásmo no solo están en el título también en el escrito, pero no lo hago a través de la exageración como lo demanda el canon, la lógica, el sentido común y la belleza sino de forma explícita y atravesada, en detrimento de la consistencia del personaje imaginado. He pensado en la estrategia de insinuar que el personaje es complejo, que se contradice, que tiene sentido de la ironía. Pero como hacer sarcasmo con un personaje que posee sentido de la ironía? Es como aplastar un líquido. Podría congelarlo... al líquido, digo. Al personaje podría emborracharlo, eso le bajaría su complejidad y quizás su sentido de la ironía (bueno todo depende si los borrachos dicen la verdad o lo que de verdad piensan). El barroco es una forma de decadencia como la obesidad. Peor aún, es la obesidad estetizada. Aquí va

Esto es sarcasmo

Para preservar la pureza de mis convicciones he pintado de igual color los contornos de la historia. Todo o nada, esa es la brecha entre el teatro y la realidad. Ese es el único chance que le ofrezco a la historia. Mañana todo cambiará; mañana nada cambiará. Así viven ellos, ante la precipitación del todo. Como galgos en la línea de salida. Que patético cuando alguno sale en falso; más no se sabe nunca el momento preciso de salida, solo el momento de llegada, que por cierto, nunca llega. Afirmar el orden absoluto exige negar no solo el orden real, también el posible. Porque no existen las manchas; las manchas son los rotos del disfraz exponiendo la podrida realidad. Así son ellos, los que son y los que hemos sido.

Links relacionados: La democracia sin intelectuales, por Eduardo Posada Carbo (El Tiempo).

PD. Sí, el sarcasmo es imprecación pero solo recuerde que imprecar no es patear un balón detenido.

No hay comentarios:

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution 3.0 Unported License.