jueves, 17 de abril de 2008

Ecologias del Ser

[Por utilizar una figura, el 98% de las ideas aquí planteadas son apropiadas de otros autores. Esto apesar del uso retórico de los verbos en primera persona; personajes como Levinas, Popper, Derrida, se me vienen a la mente. ]


El Id y el Ego se presentan a menudo como notables enemigos. Esta visión deja ausente otra faceta de esta relación: la simbiosis, evidenciada en el hecho de que comparten la misma unidad motora: el cuerpo. Otra óptica desde la cual podemos plantearnos esta relación es la del Ser Local y la del Ser Global, usadas en su connotación no esencialista, sino relativa. Y en medio el Yo, como hilo conductor entre lo local y lo global; entre lo diacrónico y lo sincrónico. Hablo de esto porque me gustaría plantear una ética a partir de estos elementos. Si los entendiéramos desde una visión esencialista, caeríamos en planteamientos metafísicos (racionalistas, religiosos, mitológicos, etc.). Esta observación no se debe tomar a la ligera, el talón de Aquiles de numerosos proyectos de aspiración "no metafísica" se han debido a este descuido o, mas precisamente, a este hábito difícil de morir. La clave para identificar muchos de estos esencialismos es la cerrades en la delimitación de las fuentes de significado. En el proyecto Freudiano la familia era el principio y fin de todo significado, en el Marxismo, la lucha de clases. No es de extrañar pues, que sus criticismos se hayan enfocado en lo que han dejado por fuera: la Sociedad y el Individuo, respectivamente [1]. Pero que innovaciones puede introducir una ética totalmente abierta en el anterior sentido? me atrevería a decir que introduce nuevos coprotagonistas, nuevos Otros, es casi literalmente una cura a la miopía del Ser introducida por la modernidad y sus teorías cerradas. Ciertamente, la dialéctica entre lo local y lo global como fuente de significados es un eje que atraviesa muchas de las limitaciones de anteriores propuestas ontológicas incluyendo aquellas de la modernidad, sin embargo, cabe notar que la escogencia especifica de un eje dado, puede constituir un obstáculo en la identificación de nuevas unidades históricas y/o fuentes de significado, es por ello que cuando nos referimos a una ética abierta, nos referimos a una posición crítica con respecto a las unidades estructurales que preceden nuestras construcciones conceptuales en general y ético-ontológicas en particular. Para "concluir" esta intervención, me extenderé un poco sobre el planteamiento ético desde el eje dialéctico entre lo local y lo global. La connotación en que utilizo lo local y lo global es en el espíritu del espacio-tiempo social. Poco hablaré sobre los conocidos conflictos que pueden emerger en esta polaridad, me basta con confesar mi devoción esquizofrénica por ambos, al menos en el ámbito literario, y dar fe de la riqueza creativa de esta polaridad (tema recursivo en la obra de Estanislao Zuleta). Prefiero hablar de una práctica singular que se desprende de esta ética. Considerando la relatividad como principio crítico de nuestras construcciones conceptuales, podemos reconocer las limitaciones del Ego para realizar lecturas contextuales [2]. De allí que la recurrente dialéctica interindividual nos permite una actualización de nuestras interpretaciones. La planeación estratégica de nuestras interacciones interindividuales nos permiten afectar estratégicamente al Ego frente a otros factores que pueden influir en la formas del Ego, como lo son las actitudes del Id y en general, sentidos contingentes producto de una subestimacion del Otro en nuestro comportamiento [3]. En otras palabras reconocer que las ausencias efectivas del Otro preceden e implican ausencias en las formas de nuestro ser y que, en consecuencia, al buscar al Otro nos buscamos también a nosotros mismos.

[1] Solo para citar las unidades de las críticas tradicionales, ya que existen toda una infinidad de unidades históricas alternativas que no han sido agotadas por el análisis histórico o antropológico.

[2] Se podría intentar construir una metalectura al incluir la visión del Otro, pero esto implicaría la habilidad de acceder al Otro en toda su extension, una empresa inconmensurablemente difícil si se considera al Otro como Sujeto abierto y contingente.

[3] El Id es también un Otro para el Ego.

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