Incluso bajo el reconocimiento abstracto del origen histórico y mediatizado de nuestras proyecciones personales, existen proyecciones que uno asume con tal beneplácito que no generan ninguna curiosidad por su origen histórico, mucho menos por su cuestionamiento. El placer es tal, que incluso nos genera una prevención ontológica a sabiendas que allí reside su irreversible deconstrucción.
PD. Pensar que este post habria podido resumirse en la pregunta: ¿Por qué destruir la ilusión?
PD. Pensar que este post habria podido resumirse en la pregunta: ¿Por qué destruir la ilusión?
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