sábado, 4 de febrero de 2012

La violencia en la cultura


En los estudios culturales las nociones de singularidad y universalidad son tan solo abstracciones, coordenadas cartesianas sobre un paisaje fractal. Hablar pues de la cultura de la violencia no implica la aceptación trágica de una condición irredimible. Supone, sin embargo, el reconocimiento de hechos violentos que logran desprenderse por momentos de las condiciones histórico materiales con las que dialoga [1]. 

No solo el lenguaje contribuye a la autosuficiencia de la violencia, también su apropiación de los medios de producción social [2]. La violencia puede servir de eje estructural para una variedad de funciones sociales: estrategia pedagógica, criterio de autoridad, mecanismo de resolución de conflictos, etc. En otras palabras, la violencia intenta y logra perpetuarse tejiendo su telaraña sobre las funciones sincrónicas de una sociedad. Deconstruir la violencia en este sentido significa desmitificar la idea de que es el único mecanismo efectivo para satisfacer las necesidades sociales –similares argumentos se esgrimieron para defender las monarquías–. El reto pues es el de inventar, descubrir, visualizar y reproducir contraejemplos.

P.D. Señalo un énfasis en replantear el medio antes que el fin, habrán sin embargo asuntos que requieran lo contrario.

[1] La palabra diálogo es clave pues supone una complementariedad en la perpetuación de las prácticas sociales. Existe más de una forma de lograr una función social. Cada uno de estos caminos posee subproductos diferentes. 

[2] Acaso la violencia merezca todo un tratado epifenomenológico aunque ella misma sea una colaterialidad del poder.

No hay comentarios:

Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution 3.0 Unported License.